Algunos
pacientes desean comer sano y variado, y se encuentran con una
situación, que puede ser temporal o definitiva, la cual, les
condiciona la selección de alimentos y platos elaborados que su
organismo les permite ingerir. Vamos paso a paso a explicar, para que
podáis entender e interiorizar, lo que es una intolerancia a la
lactosa, a la fructosa, o incluso ambas a la vez. En una alergia a
alimento, o algún componente del alimento, se produce una reacción
grave, donde puede peligrar en ese momento presente incluso la vida
del paciente. En una intolerancia alimentaria, se perjudica la salud
en grado leve, moderado o grave, pero no con un carácter vital
inmediato.
En
la leche, y los derivados lácteos, los dos alérgenos más
frecuentes, son la proteína de la leche: la caseína, y el “azúcar”
de la leche: la lactosa. Siendo la fructosa, el azúcar simple,
presente, en mayor o menos medida, en la mayor parte de frutas,
hortalizas y verduras.
En
la mucosa intestinal existen unas microestructuras que se llaman
microvellosidades intestinales. Estas microvellosidades son
repliegues sobre sí mismos de la mucosa intestinal, que
macroscópicamente parecen pelitos, y es justo ahí, donde se
produce, en los agujeros entre las microvellosidades, la absorción
de los nutrientes en el proceso digestivo. Vamos a imaginar un cable
de teléfono fijo de los de antaño. El cable enrollado a modo de
espiral, permitía juguetear con los dedos de nuestra mano que no
sujetaba el auricular, e introducir los dedos por los agujeritos,
mientras charlábamos telefónicamente. Ahora bien, imagina que
estiras el cable: ya no existe ningún agujero por donde introducir
nada. Algo parecido, es lo que ocurre, cuando el intestino se
encuentra inflamado: se dificulta la absorción de nutrientes, al
verse alteradas, morfológicamente, las estructuras donde debería
producirse la absorción para la correcta nutrición de nuestro
organismo. Una inflamación intestinal, puede producirse por causas
diferentes, como virus, bacterias, y entre otras intolerancia a un
alimento o a un componente de ese alimento. Por ese motivo, si existe
la inflamación por otra causa, temporal además como en una
gastroenteritis por E. Coli, se puede producir una intolerancia a la
lactosa secundaria, que será también temporal, pues puede y debe
remitir, cuando desaparece o curamos, la causa inicial de la
inflamación del intestino. Sin embargo, en la intolerancia a la
lactosa primaria, la situación será definitiva, y la exclusión de
la lactosa también definitiva, al menos con los conocimientos
médico-científicos que actualmente disponibles y conocidos.
Recuerdo
el caso de una paciente que tenía dos hijas diagnosticas de
Celiaquía: intolerancia al gluten. La madre de las niñas
manifestaba sintomatología digestiva compatible con alguna
intolerancia de alimentación. Ella sufría y me consultó sobre qué
alimentación debía llevar pues mientras el diagnostico de sus hijas
era intolerancia al gluten, (de momento) a ella le decían que sufría
intolerancia a la lactosa. Esta mujer tardó en manifestar una
intolerancia al gluten clara, sin embargo la intolerancia secundaria
a la lactosa producida en su caso por la intolerancia al gluten,
mejoraba no al evitar en su dieta la lactosa, sino cuando comía como
sus hijas evitando el gluten que evidentemente era la causa original.
Tiempo después las pruebas realizadas así lo confirmaron. Ella
antes de confirmarse al gluten y diagnosticada de intolerancia a la
lactosa, era consciente que sentía mejores digestiones y menos
jaquecas excluyendo el gluten y no la lactosa. Y así se lo
recomendé: come lo que el cuerpo te pida, en dialogo y en contacto
con las necesidades reales de tu organismo, siempre que tu
alimentación sea lo más variada, sana y apropiada posible. “Ser
feliz es tener la convicción de estar en el camino correcto”
recoge Jorge Bucay en “Cuentos para pensar”.
Existe
además, distintos grados de una misma intolerancia, que también se
verá aumentada o disminuida, según el rigor con el que cada
paciente con si intolerancia, quiera o pueda llevar su alimentación.
Mejorando cuando pueda y sea más cuidadoso con ello. Para el manejo
de la Dieta Mediterránea adaptada recomiendo varios consejos.
Primero: documéntate bien sobre qué alimentos contienen tu alérgeno
que te puede perjudicar, de modo directo, o producto del procesado y/
o elaboración de los platos. Segundo: compra una libreta o diario, y
anota el registro diario de tus 5 ingestas cada día, para poder
hacer las observaciones oportunas, especialmente al inicio del
diagnóstico, hasta que te familiarices, y puedas normalizar la
situación en el futuro, sobre todo en tu entorno controlado. Y
tercero: es recomendable consultes con tu médico especialista en
nutrición para asegurarte que se realizan las sustituciones
oportunas, por alimentos equivalentes, para el cuidado deseable de tu
salud general y prevención de otras enfermedades. Y muy
especialmente necesitarás ayuda experta personalizando tu caso, en
función de tus gustos de alimentación, y necesidades vitales,
cuando se producen contemporáneamente tanto a la lactosa como a la
fructosa. Pues, no se trata sólo de conocer qué comer, sino
necesitarás no frustrarte, y ampliar a una visión práctica y
optimista, de qué alimentos en positivo son los que sí puedes
comer, y disfrutar sin sufrir. Desde aquí mi agradecimiento al
restaurante VIPS, por su aplicación (app) para alergias e
intolerancias, que permite mostrar en positivo, los platos aptos para
el paciente con intolerancias o alergias de alimentación múltiples.
Gracias.
Quiérete
y cuídate, y siempre cuidando tu microbiota beneficiosa.
Saludos
desde el Mediterráneo.
Dra
Eva Alcaraz.
Cita
previa presencial o telemática +34 646 071 223.
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