Cada
alimento tiene su virtud y su defecto, lo que determina que la
alimentación apropiada, la standard o la deseable, deban ser lo
suficientemente variadas y en las proporciones adecuadas. Un mismo
alimento por su composición nutricional contiene sustancias a la vez
beneficiosas y no recomendables, según el individuo o según
diversas patologías. También la producción y procesados de la
época actual en sociedades desarrollas pueden condicionar la
idoniedad del mismo alimento, sobre todo según en que cantidad y qué
frecuencia sea consumido, además del contexto alimenticio.
El
tomate fresco, es fuente natural de una cantidad interesante de
vitamina C (efecto antioxidante), y de fibra (prevención del
estreñimiento y del cáncer de colon), sin embargo al aportar
oxalatos es un alimento a moderar su consumo en pacientes que
padezcan gota o exceso de ácido úrico, pues un nivel alto de
oxalatos junto a un nivel elevado de ácido úrico, interacciona y
ocasiona cálculos. Así como el uso de determinados fitosanitarios,
o la cantidad residual de estos u otros sobre el alimento a consumir,
podría mermar sus beneficios o incluso causar un perjuicio, por
efecto acumulado en el tiempo, o por efecto sumatorio con otras
sustancias potencialmente nocivas. Pero, el no tratamiento mínimo,
necesario y eficiente de los alimentos, podría ocasionar el regreso
a enfermedades del pasado.
El
arroz integral es beneficioso por su aporte mayor de nutrientes,
respecto al arroz pulido. Por contra, el arroz blanco contiene menos
cantidad de arsénico. El arsénico se encuentra en la corteza
terrestre. El arroz capta este arsénico en su cultivo por la
inmersión en agua característica del arroz, sirviendo el agua de
disolvente. Otros productos vegetales también pueden contener
arsénico en menor cantidad al no ser su cultivo por inmersión. El
problema del arsénico en el arroz surge en personas más expuestas
al consumo del mismo. Cuando una persona necesita excluir algún
alimento por motivo de Salud, se puede encontrar en la situación que
al desequilibrar la variedad y proporciones apropiadas del aporte de
alimentos, ingiera más de alguno, y es entonces cuando se
manifiestan los efectos nocivos. Como decían los clásicos: “El
veneno no está en la sustancia, sino en la dosis”. Si no es
imprescindible incluye todos los alimentos de tu Dieta Mediterránea
en la cantidad y frecuencia apropiada.
El
consumo de los alimentos que nos son cercanos, tiene dos ventajas
fundamentales. El origen controlado de los alimentos, nos aporta
información al consumidor, sobre las posibles garantías sanitarias,
en función de la legislación vigente del lugar. La segunda ventaja,
es la antropológica. Cuando un alimento es propio del lugar, es más
probable que el organismo esté preparado para su consumo, como
ocurre con la leche de cabra u oveja, respecto a la de vaca en según
qué individuos y regiones.
En
el consumo de proteínas de alto valor biológico: carnes, pescados,
huevos, jamón, crustáceos y moluscos, debemos considerar tres
puntos. El primero es los aportes diferentes del alimento en sí
mismo: proteínas, vitamina B12, hierro hemo, grasas saturadas,
vitaminas liposolubles, ácidos grasos omega 3, calcio. El segundo es
el tipo de pienso, alimentos o sustancias que ha ingerido o a los que
ha sido sometido el animal que vamos a tomar, puede ser ecológico o
no, puede ser vegetal o animal, si es animal otra vez es necesario
valorar la cadena alimenticia, si es vegetal el tipo de producción
de la misma y si ha llevado o no un tratamiento posterior para su
conservación y cual. El tercero es el procesado o no de esa carne y
el tipo. La crítica sobre el consumo de carnes en la actualidad, no
recae sobre la carne en sí misma (salvo dieta vegetariana), sino
sobre el consumo masivo de la misma cuando esta es sometida a
determinados procesados. Un pescado salvaje puede contener metales
pesados (las algas también) o anisakis, un pescado de piscifactoría
dependerá de las condiciones y piensos con los que se cría. Come
variado, casero y sano. Prioriza e infórmate para elegir con
criterio.
Saludos
desde la cocina. Quiérete y cuídate. Dra.
Alcaraz.
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