Light Depende

La lipofobia es un comportamiento extremo desarrollado en los últimos años por algunas personas. Implica lucha contra el exceso de peso e intenta eliminar al máximo los alimentos que contienen colesterol injustificadamente. Esta lipofobia puede canalizarse con una tendencia a comprar alimentos denominados dietéticos, alimentos “light”, o aligerados sin una información previa adecuada. 
Si tu colesterol en sangre está elevado (hipercolesterolemia) mejora tus hábitos de vida implenentando los que te benefician y descartando los que te perjudican. Si éste no es tu caso, considera que las grasas forman parte de los órganos y funciones vitales, del desarrollo de los niños, y que la vitamina D, por ejemplo, se encuentra en la grasa de los alimentos.
Un sólo nutriente o alimento será poco probable el único responsable de alcanzar tu máximo estado de Salud y Bienestar.



Comer light sin saber demasiado bien porqué, sin saber exactamente si el alimento está verdaderamente aligerado y en qué, calorías, azúcar, grasas, colesterol, para algunos es una práctica corriente que, desgraciadamente, en muchos casos, puede no producir los efectos erróneamente esperados. Un diabético no tolera la sacarosa pero no son productos necesariamente adelgazantes. Si un producto no contiene menos grasa que el original no quiere decir que debas comer dos en vez de uno, pues el resultado será el mismo o peor.




Un producto sin azúcar pensado para un diabético, puede contener grasas que te dificulten el adelgazamiento por un mal uso del producto, o empeoren tu riesgo cardiovascular si no haces el ejercicio físico suficiente. Comer pan o galletas integrales junto con chocolate ocasiona una menor absorción de grasas del chocolate pero también disminuye la absorción de hierro que éste puede aportar.



Permanecer en un peso sano es un objetivo loable, pero es una ilusión creer que la solución es la utilización intempestiva de productos aligerados sin conocer qué utilidad tienen y para quien son idóneos. Siempre es deseable “aprender a comer adecuadamente”, todo está permitido si dosificas cuando y cuanto, y sobre todo mejor practicar tu actividad física preferida (consulta: El Metabolismo) y diviértete mientras te cuidas y aumentas tu Libertad para Comer (consulta: Ejercicio Físico,Libertad Para Comer).


 

Existen dos tipos de vitaminas: Las hidrosulubles y las liposolubles. Las primeras se encuentran en el agua de los alimentos frescos como frutas y vegetales entre otros: vitamina C (ácido ascorbico) y las vitaminas del grupo B presentes en levadura, hígado, setas, yogur, leche, carne, cereales y pan integral. Cantidades insuficientes de vitaminas B9, B6 Y B2 se ha asociado al riesgo de padecer cáncer de colon.



Las vitaminas liposolubles se encuentran en la grasa de los alimentos: vitamina D (calciferol), vitamina E (tocoferol), vitamina K1 (filoquinona), vitamina K2 (menaquinona) y la vitamina A (retinol). Queso, yema de huevo, pescado azul, hígado, almendras, aceitunas, nueces y aceite de oliva son alimentos que aportan estas vitaminas presentes en la grasa de ellos.


 

La vitamina D por ejemplo es la “esponja” que “atrapa” el calcio. Tal vez conozcas que la vitamina D se encuentra presente en nuestra piel de modo inactivo, y que la radiación solar la activa, cierto, pero considera que si habitualmente usas fotoprotectores faciales para no manchar tu piel, prevenir el fotoenvejecimiento cutáneo, y prevenir el cáncer de piel, necesitarás consumir pescado azul, nueces y aceite de oliva en cantidad mayor de lo que pensabas.



Los apreciados ácidos grasos omega 3 también se encuentran en la grasa beneficiosa de algunos los alimentos. Presentan un papel comprobado sobre la prevención de riesgo cardiovascular, y mejoran la calidad del flujo sanguíneo cerebral, actuando sobre el buen rendimiento intelectual, importante para el estudiante, el ama de casa, el ejecutivo, la mujer trabajadora, e incluso en el anciano para que recuerde lo mucho que quiere a sus nietos. Viva la grasa sana.


 

Incluso el colesterol debe consumirse en cantidad suficiente. Este forma parte de las membranas celulares, y es necesario para el desarrollo y crecimiento de los niños. Los niños necesitan ingerir más grasas que los adultos. El ejercicio físico es el gran aliado en niños, que lo sea también en los adultos, y podrás comer como un niño, si así lo deseas.



Las hormonas femeninas son hormonas que necesitan grasa en su composición. Por eso, una persona con anorexia nerviosa, puede sufrir la retirada de los ciclos menstruales, que es reversible con el aumento ponderal.



Las grasas por ser vegetales no son necesariamente mejores. El mejor aporte graso: el aceite de oliva virgen extra. También son buenas grasas: el aceite de girasol y el aceite de maíz. De peor composición en ácidos grasos es el aceite de colza (o nabina). Y no te recomiendo el aceite de coco o palma si dispones de las anteriores opciones. Infórmate leyendo la etiqueta nutricional qué tipo de grasa vegetal contiene el alimento industrial que vas a comprar para consumir, especialmente en el caso de sobrepeso, o presentes factores de riesgo cardiovascular. 


 

La mantequilla pura de vaca o los quesos grasos, aportan grasas saturadas,
pero, también son fuente valiosísima de aporte en vitamina D. 
Yo prefiero desayunar mi pan casero integral con masa madre con aceite de oliva en verano, mientras cuando debo pasar mucho tiempo en interiores opto por la mantequilla pura de vaca de ser posible obtenida de modo ecológico. Recordemos que la alimentación incide en nuestra microbiota intestinal.
 
Mientras las grasas líquidas como girasol o maíz que serían medianamente beneficiosas; dejan de serlo cuando se solidifican para elaborar margarinas vegetales. La forma líquida es “cis” la sólida es “trans”. Las grasas “trans” son perjudiciales como lo son el exceso de grasas saturadas. No presentan pues ventajas las margarinas frente a la mantequilla, salvo que prefieras un sabor frente al otro.



Las morcillas, hígado y yema de huevo también son beneficiosos al aportar hierro que al formar ya parte de la hemoglobina del animal, nuestro organismo reconoce como propio y es capaz de absorber cuatro veces más cantidad que el hierro “no hemo” de los vegetales considerados como ricos en hierro.


Grasa sí, pero selecciona y modera tu actitud respecto a tu alimentación; y practica ejercicio físico suave o moderado pero practicado con regularidad. Decían los clásicos: “El veneno no está en la sustancia sino en la dosis”.

Informarte adecuadamente cuida tu mente y tu cuerpo. 

Dra. Eva Alcaraz.


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