Acercándonos a la nutrición infantil

Es una anécdota que muchas veces cuento. Para que un paciente adulto, de modo práctico, rápido y sin excusas, autovalore si su propia alimentación es mejorable, le pregunto: ¿Lo que comes y lo que bebes durante una semana entera, se lo darías de comer a un niño de 7 años?. No es necesario que el paciente responda en voz alta a esta pregunta, un silencio largo es más que suficiente para que, paciente y profesional de la salud, extraigan sus propias conclusiones. En una sociedad moderna y desarrollada, se puede comer bien de muchas maneras. El cuerpo tiene unos requerimientos mínimos diarios, que conviene no sobrepasar, respecto a proteínas de alto valor biológico, carbohidratos de lenta absorción, grasas saludables, vitaminas, minerales. También respecto a una cantidad alta de antioxidantes naturales que ayuden a contrarrestar la oxidación celular, y favorezca una medicina preventiva Antienvejecimiento. Por supuesto, incluyendo una hidratación apropiada a pequeñas cantidades a lo largo del día que nos ayude a depurar el organismo (consulta: Si no hay agua no hay vida). Por tanto, podemos pensar que es muy difícil y pasarlo mal leyendo decenas de autores sensacionalistas, que pueden generar psicosis y desasosiego entre nuestras familias, o bien, podemos simplificar el concepto de la alimentación a entender cómo aportar los diferentes y variados nutrientes de un modo sabroso, con convicción y con técnicas de cocinado ,donde los alimentos y bebidas ingeridos nos aporten el máximo bienestar con el mínimo perjuicio (consulta: La alimentación en edad preescolar y escolar). Educar mejor que prohibir. El médico no prohibe comer ni beber determinados productos o bebidas artificiales, recomienda. Así como unos padres a sus hijos informan, recomiendan y les educan para estar, por ejemplo, en el buffet del desayuno de un hotel, y un niño de siete años exclame con alegría: “mamá, mamá hay sandía” y se coma varias cortadas, de este alimento rico en agua, fibra y betacaroteno. El ejemplo a los hijos debe estar presente, enseñémosles a amar la naturaleza, mostrémosles donde crecen las lechugas, e incluso sembremos o recolectemos con ellos algún tipo de vegetal o fruta. Las frutas son grandes aliadas en la alimentación infantil, por sus colores, texturas, sabores, y casi siempre con dulzor muy apetecible. La gran ventaja de masticar la fruta, es que aportamos la fibra que la fruta contiene, ralentizando la absorción del azúcar de la fruta, fructosa, favoreciendo el mantenimiento de los niveles de glucosa en sangre lo más estables posible, y favoreciendo el buen funcionamiento, previniendo las hipoglucemias, las hiperglucemias, y aliviando, por supuesto, el estreñimiento, favoreciendo un transito intestinal regular (consulta: La diabetes en niños). La alimentación de los menores exige una responsabilidad para con ellos,por eso muchas veces nos esmeramos más que con la nuestra como adultos. ¿Cuantos de esos padres y madres con una gran inquietud sobre qué comen sus hijos en el comedor escolar, comen lo que sería deseable como adultos para su salud y preservar la misma?. En la alimentación no sirven las modas. Sirve informarse, estar en buenas manos y actuar con constancia y determinación. Comer fresco y de temporada, es bueno para tu cuerpo y para el planeta. Comer es una necesidad vital, un acto social y un placer que requiere armonia (consulta: galletas sanas en menos de 1 hora). Desde hoy, si puedes mejorar tu alimentación y la de tu familia, hazlo. Tú puedes, yo te ayudo. Tu deportista de élite favorito cuida su alimentación para optimizar su rendimiento. Adecua tu alimentación al deporte y actividad física practicados (consulta: El metabolismo). Come como un campeón… de la Vida. Saludos desde el Mediterráneo. Quiérete y cuídate con lo que de Verdad es lo mejor para ti. Abraza con cariño esa niña que llevas en tu interior porque para algunas cosas: “La niña nunca crece” (Una Mente Maravillosa, 2001). Dra. Eva Alcaraz.

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